¿Y
no es triste el recuerdo marchante?
Las
dudas que avanzan, las efemérides que el viento no alcanza,
¡Oh!
Eterna luz del alba, rayos fortuitos que tocan, sienten,
Dinos,
¿Desde cuándo nos acompañas?
¿No
es esa tumba la que las penas cantan?
Aquella
en los ojos de rostros delebles
Que
arrancan de raíz esos efímeros momentos armónicos de un pasado.
Mira,
quedarás en el olvido, igual que todo, que todos,
Pocas
mentes tendrán en sus imágenes misteriosas y solitarias la tuya,
La
mía,
La
tuya.
Somos
sombras del pasado,
Inertes
en la tierra fértil, sedientas en el rio fresco,
Sin
espacio en sus futuras mentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario