El pasado 13 de Agosto de 2012 se cumplieron 13 años de la muerte de Jaime Hernando Garzón Forero; siendo egresado de la Universidad Nacional de Colombia en 1999, terminado en esa época por dedicarse en lo que todos lo conocimos, el humorismo político en la televisión colombiana fue asesinado.
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Imagen tomada de: elsalmonurbano.blogspot.com
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Si no nos falta la memoria, recordaremos a los diversos personajes tales como Emerson de Francisco parodiando a aquellos presentadores de noticias, que lo único que hacen es desinformar a los televidentes con sus trajes formales y sus rostros pudientes, que imitan la seriedad de uno de sus descaros tan a la perfección, creyéndonos cualquier palabra por más ilógica que parezca.
No obstante Jaime no quería ver ese disfraz en los ojos de los colombianos y con su buen humor en los años de 1987 al ser alcalde menor de Sumapaz fue invitado en las noticias de las siete donde comenzó a tomar fama su humor político. Luego en el año de 1990 en el canal Cinevisión con un programa llamado Zoociedad comenzó su carrera televisiva, contra la corrupción con palabras gratas de risas políticas que combatían sin cansancio llegando después al Canal Uno en 1992 con audiencia en aumento. Después llegó ¡Quac! el noticiero, con el famoso celador Nestor Elí, vigilante de las ocurrencias injustas de un edificio llamado Colombia.
Y en 1997 se lazó Lechuza y CM&, agraciada por el público que veía el cambio con esta manera de informar, de mencionar lo que en verdad ocurría en el edificio con invitados cada vez más polémicos entrevistados por su personaje Heriberto de la Calle; el edificio se desborona poco a poco y tiene grietas cada vez más grandes.
Pero su labor no agradó a diversos individuos que con sus manos sucias y llenas de ira en su dolorido orgullo, se arrojaron sin tener el más mínimo respeto a una de las metes más brillantes del país y la atacaron con sus armas injustas asesinado en el año de 1999 a la justicia, al humorista político más importante existente en la nación, caído en una guerra que peleó con la más graciosas ideas, con los más entusiasmados discursos entonados para relucir la verdad.
Ahora ya no se puede ver al celador de ese edificio caído en ruinas, ni aquel lustrabotas que reía a carcajadas con sus ocurrencias, solamente a un individuo con la culpa en su mente, las sombras entre sus garras pero la libertad en frente, el DAS con falsos testigos y la verdad escondida, con Carlos Castaño como supuesto culpable, pero con el gobierno escondido.
Hemos perdido a uno de lo más creativos colombianos que ha existido en la historia, no obstante es inmortal como aquello que hizo por nosotros, mostrarnos que aún si la justicia muere en manos de inicuos, la risa y su apasionada verdad puede limpiar la basura del edificio.
Necesitamos justicia...
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