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7 nov 2012

LA TOMA DE LA JUSTICIA

Hace veintisiete años un 6 de Noviembre de 1985 se produjo uno de los eventos que marcó la historia de la sociedad colombiana, la llamada “Toma al palacio de justicia”. Hecho que para muchos no es significativo, ya que ocurrió en épocas que la generación actual no recuerda.


Este acontecimiento fue la toma por parte del grupo insurgente M-19 del Palacio de la Justicia ubicado en el centro de Bogotá. Donde participaron para la retoma la Policía Nacional y el Ejercito. Tuvo su fin al siguiente día, 7 de Noviembre de aquel año.

Olvido, en realidad lo más extraño de este acontecimiento trascendental fue la desaparición de 11 personas que custodiaba la policía, de las cuales solamente se ha podido recuperar el cuerpo de una de las empleadas de la cafetería (Ana Rosa Castiblanco), de las demás no existe paradero, por lo cual se ha enjuiciado a dos coroneles entre ellos Alfonso Plazas Vega (el 9 de Junio de año 2010 confirmada en el 2012). ¿Es justicia? Todavía no se ha podido saber dónde se encuentran los cuerpos de 10 personas (Se recuerda) y aún quedan delitos impunes sobre este hecho donde se relacionan en su gran mayoría soldados del ejército y policías.

Ahora, uno de los sucesos que más generan impacto y de los cuales poco se conoce es el la muerte de la guerrillera del M-19 Irma Franco Pineda, quién escapó haciéndose pasar por rehén junto con su compañera Clara Helena Enciso; sin embargo, en la Calle del Florero, la primera fue identificada como guerrillera y llevada a interrogatorio, la segunda logró escapar sana y salva después de desmallarse y ser llevada en ambulancia de la cual logró salir y se marchó al parecer a México. No obstante, Irma Franco Pineda fue sometida a torturas por parte de los llamados “héroes de la patria” y al parecer murió en éstas, o fue asesinada posteriormente, sin juicio previo como la ley lo determina. Los actores de los hechos fueron condecorados al día siguiente (8 de Noviembre) en un pomposo homenaje.

Diversos medios alternativos y masivos mencionaron la participación como “espectador” de Belisario Betancur, presidente de la época, pese a la “oportuna reacción” del Ejército y al Policía. Pero, si en verdad se observa lo ocurrido, es una invitación a los lectores a pensar mejor a estas dos entidades del país, además de los dirigentes del momento y los actuales, que no cumplen su promesa de defender y cumplir las leyes en beneficio del pueblo colombiano, y como ocurrió con la guerrillera injustamente enjuiciada se toman ésta por su manos.



Edison González Lemus



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