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Imagen tomada de: elespectador.com
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Colombia es un país, que a lo largo de su
historia ha sufrido de múltiples desgracias. Hay hambre, pobreza, inequidad y
la más común: corrupción.
Como si no fuera suficiente las primeras
tres desgracias que ya tenemos, también debemos soportar la corrupción de
nuestros políticos a tal punto que pasamos a tolerarla, algo más terrible aún.
Hemos tenido que lidiar por ejemplo, con
Agro Ingreso Seguro, que no significó más que un enriquecimiento a las familias
ricas del agro, y más hambre para las pobres.
Pero sin duda alguna la gota que rebosó el
vaso fue la reforma a la justicia, un acto legislativo digno de insultos y
abucheos a la política de los senadores y representantes a la cámara.
Se supone que por medio de la política, se
busca brindar diferentes elementos que permiten la vida en sociedad de una
manera ante todo, justa; pero lo que demuestra este proyecto de ley, es que la
clase de personas que nos gobiernan son un cumulo de sujetos que piensan de
congreso para adentro pero no de congreso hacia afuera.
Legislar en beneficio propio es un
retroceso para un país que promete equidad y progreso, y la reforma a la
justicia era solamente un nombre complicado para inmunidad parlamentaria.
No bastando con lo anterior, los políticos
todavía tienen el descaro, el cinismo, la desfachatez, la hipocresía, la
osadía, el atrevimiento, y la frescura de afirmar que la reforma no poseía
ningún “mico” o trampa. Eso nos puede llevar a una pregunta, será que con todas
las situaciones que hemos vivido, que tenemos que vivir, y que viviremos por
parte del congreso, ¿se pueden catalogar como corruptos?.... dejo la pregunta
abierta.
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Imagen tomada de: elespectador.com
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Afortunadamente, hay que reconocer el acto
del Presidente Santos, que independientemente por las razones que tuviese, (probablemente
la presión ciudadana) devolvió el
proyecto y no lo sancionó.
Definitivamente el ser congresista en
Colombia puede ser el mejor trabajo del mundo, no sólo tiene seguridad, y
millones en representaciones, sino que también se puede conducir ebrio y sin
licencia de conducción, o firmar leyes sin leerlas. Excelente trabajo.
Ahora bien, ¿Que nos queda de enseñanza a
partir de esta aterradora situación? Que como ciudadanos debemos cuestionar
todas las decisiones que la clase política gobernante tome, porque ya estamos
prevenidos, que politiquería y lengua para convencer es lo que hay, siempre
teniendo en cuenta que esta reforma a la justicia, es una vergüenza nacional.
Oscar Eduardo Alba
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