No sé qué tanto orgullo debamos sentir los
colombianos por la VI Cumbre de las Américas, organizada por nuestro país y que
tuvo lugar en Cartagena.
Lo verdaderamente valioso, de un evento de tal
magnitud era hacer algo diferente, que demostrara un producto, que surgiera un
avance más práctico que diplomático.
Esta cumbre fue un fiasco en muchos sentidos.
El primer punto en el que Colombia pudo haber marcado la diferencia (pero que
desaprovechó) fue en la integración; la Cumbre de las Américas, se supone, debe
ser un evento de inclusión continental pero no fue así; con la excusa de la
falta de consenso Colombia dejó por fuera a Cuba y por el malestar que generó,
Ecuador, Nicaragua, y por qué no, Venezuela no quisieron asistir. Fue tal el
fracaso, que no hubo documento final de la cumbre.
Otro hecho que debió causar molestia, y que
dejaron de lado, fue la solicitud de Argentina, que buscaba el apoyo de
Latinoamérica en la polémica por la soberanía de las Islas Malvinas. Cristina
Fernández, tomó una decisión inteligente abandonando un evento en el que le
dieron la espalda.
Pero esto es algo que se veía venir; esta
cumbre fue una rendición de cuentas de Colombia a los Estados Unidos y prueba
de ello fue la relevancia mediática que se le dio a Barack Obama por su visita
al país.
Uno de los hechos y por el que como ciudadanos
nos deberíamos sentir violentados, fue el disfraz hecho a Cartagena. Si bien es
cierto que esa ciudad iba a ser la cara del país por una semana, la forma como
se escondió la identidad del país y la
ciudad, nos hace saber que el gobierno mintió ante la OEA. No mostraron que
Cartagena es una ciudad donde hay pobreza y desigualdad, al igual que en toda
Colombia.
Pero como somos un país consumista, negado a
la reflexión, a la lectura y a cuestionar lo que los medios nos dicen, nos
preocupamos más, porque el grupo de servicios secretos que se encargarían de la
seguridad del presidente Obama, no quisieron pagar los servicios de una
prostituta. Que por cuestionar la
utilidad de esta cumbre; sin dejar por fuera la noble causa de la que nos
enteramos… ¡Liberen a Ublime!
Definitivamente, y a modo de conclusión, de
forma subjetiva, creo que la cumbre que pasó por Colombia y fue igual a las
anteriores, donde no hubo nada provechoso para los pueblos de América. Lo
mejor, sin duda alguna, porque no todo puede ser malo, fue la “rumbita” en la
que estuvo Hillary Clinton, Secretaria de Estado de los Estados Unidos; ella sí
hizo algo en esta Farsa de las Américas.
Oscar Eduardo Alba Niño
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