(Continuación)
La flor en el fango
En menos de dos
horas llegó una joven de cabello negro, ojos oscuros y una piel tan pálida como
la del segundo joven. Era hermosa, su rostro (con labios rojos y finos) se
veían tan perfectos que impresionó los sentimientos carnales que Midas había
perdido hacía mucho tiempo. Éste la reconoció porque la vio jugar en el jardín
de aquella mansión.
-
Llegas rápido –Dijo Midas-
-
Vengo por mis hermanos
–mencionó ella con rostro más pálido que el de su tono de piel-
-
¿Y la recompensa? –Preguntó el
rey-
-
No necesito algo así.
-
Te llevaré donde están ellos.
La llevó al
jardín en el cual los dos hermanos como estatuas que antes tuvieron vida,
yacían. La joven comenzó a sollozar diciendo a Midas:
-
¿Por qué?
-
El primero –Habló Midas dando
la espalda, viendo a los dos jóvenes- por la codicia material y el segundo por
la codicia física.
-
¿Cómo? ¿No son lo mismo?
–Preguntó intrigada la joven-
-
La codicia material hace
referencia a la materia alrededor del cuerpo que se desea para no desprenderse
de ella. La codicia física hace referencia a la belleza del cuerpo en su
exterior.
-
¿Por qué haces esto? –Casi
gritó-
-
¿Por qué? Porque su codicia los
hizo caer ¿No son lo que querían? A propósito, tú no eres como ellos, aunque te
pareces al segundo.
-
Mi madre me crió, a diferencia
de ellos a los cuales educó mi padre.
-
De tal palo tal astilla, no
obstante aún me pregunto por qué viniste por ellos.
-
Yo los quiero y… -Quedó
pensativa algunos instantes- espera, tú debiste morir hace miles de años.
-
Sí, pero soy inmortal gracias a
la maldición que me impuso Dionisio (El Dios del vino).
-
¿Inmortal? ¿Por qué no pides a
Dionisio que te libere de tal sufrimiento?
-
Porque ya está muerto.
-
¿Cómo? Si es un Dios ¿No es
acaso inmortal?
-
Sí, pero desapareció en el
tiempo al ser olvidado por los hombres, al ser borrado de sus memorias, de su
fe, de sus ritos. Aun así yo lo alababa, sin ser suficiente para que se hallara
aquí en estos momentos, porque es Dionisio el Dios del vino y las fiestas; no
tuve como alabarlo, sin compañía no podía, en soledad infinita no quería
realizar tal labor. Yo en cambio soy mencionado y recordado, por ello tengo
juventud, no siento dolor, ni envejezco, no siento nada.
-
Si no lo sintieras no te
encontrarías en la amargura en la que te hallas, no pensarías, no actuarías,
porque para qué moverse, para qué existir si no se siente –dijo la joven con
timidez-
-
Tienes razón, llevo aquí más de
dos mil quinientos años, fui rey de Frigia y Dionisio me dio este don (una
maldición) por haber salvaguardado uno de sus compañeros perdido; convertía
todo en oro, por error a mi hija Zoe, no supe que hacer más que pedirle al Dios
del vino que me devolviese mi vida, mi hija, él se apiadó de mí y me dijo que
me bañara en el rio Páctalo para deshacerlo, así lo hice, mi hija volvió a ser
la misma de siempre y nos marchamos a una cabaña.
-
Pero si perdiste el don ¿Por
qué lo tienes otra vez?
-
Te lo diré niña. Mi codicia
material volvió a brotar, llegando con ella el don al darme un abrazo mi hija.
Me bañé en el mismo rio, no funcionó, mi hija era oro sólido. Era todo… pero
dejemos eso; Dime, ¿Tú que quieres?
-
Yo, quiero a mi padre y
hermanos de vuelta.
-
Bien, ¿No deseas oro, belleza,
riqueza alguna?
-
Ya tengo todo lo que necesito…
sin embargo sin mis hermanos y padre no sería de ese modo, es mi petición –Miró
directamente la espalda de Midas como si fueran sus ojos-
Midas volteó y
la observó, los ojos de la joven brillaban por las lágrimas que comenzaron a
brotar de ellos; el rey dejó un collar en el suelo diciendo:
-
Quiero que lo tengas, sin
embargo no puedo concederte ese deseo. Lo que en verdad se merece no perderá su
valor –Exclamó al final, con una sonrisa y una lagrima de agua que brotaba sin
convertirse en oro, ya que su cuerpo era un poseedor del don y la túnica que
llevaba era de un material especial que Dionisio fabricó para él. Levantó su
mano derecha y mencionó: Ya había intentado esto, pero no tenía éxito en mi
acción, espero ahora acabar con mi sufrimiento –Dirigió sus dedos a su frente y
quedó petrificado, oro sólido era el rey.
La joven
impresionada observó que los objetos a su alrededor tanto como sus hermanos
tomaban su forma anterior, previa a ser convertidos.
Cuando llegaron
los tres a la casa, vieron a su padre y madre alegres en la puerta. La joven
tenía una inquietud ¿Por qué él dijo que no cumpliría lo pedido por ella, si en
verdad lo hizo? Pensó en ello hasta que un día, cuando sus hermanos (Que aun
así no cambiaron sus actitudes) dijeron que el propósito de su vida era ser
ricos. Al escuchar eso, pensó en Midas y
supo el por qué de lo sucedido, Midas cumplió su misión, encontrar a alguien
que no lo quisiera por riqueza o la belleza física, si no que buscara otra
cosa.
Tenía el collar
de Zoe que era de oro sólido ¿Por qué se convirtió Midas en oro? ¿Por qué
sufrió tanto? Era su propósito, buscar a alguien como ella, pero supo su
propósito antes de tiempo, buscando lo más pronto posible a tal persona, “hay que ser pacientes y esperar, porque el
propósito llegará aunque fuese en el último segundo de la vida” se dijo la
joven en voz baja, mientras reía en su tierno despertar hacia la verdad. Sobre
el collar de oro, lo que en verdad se merece no perderá su valor real y esta
flor en que brotó del fango para salvar a Midas lo supo.
Aun se puede ver
la estatua de aquel mítico rey en nuestros corazones, que si descuidamos se
convertirán en oro sólido, metal frio y muerto, no por culpa de Midas, sino por
la codicia de cada uno.
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